Más allá de la construcción de viviendas para combatir el riesgo climático

Dominican Republic
|
Marzo 08, 2021

Fuente: Banco Europeo de Inversiones - Brian Power

En 2016, el huracán Matthew arrasó las provincias del norte de la República Dominicana, dejando carreteras, puentes y viviendas gravemente dañados. Las inundaciones de alta mar inutilizaron franjas de tierras agrícolas. Miles de personas vieron sus hogares destruidos, a menudo sin posibilidad de reparación.

Then, in 2017, Hurricanes Irma and Maria hit the Dominican Republic. The country still feels the effects today.

Luego, en 2017, los huracanes Irma y María azotaron al país, que todavía siente los efectos hoy.

Y a medida que el clima continúa cambiando, es probable que los huracanes se vuelvan más frecuentes e intensos.

Es por eso que República Dominicana ha lanzado un programa para restaurar los servicios sociales y reconstruir viviendas y otra infraestructura esencial en las provincias que sufrieron los mayores daños por el huracán Matthew: Monte Cristi, Espaillat, Puerto Plata y Duarte.

Emerson Vegazo, Director General de Cooperación Multilateral (entidad de República Dominicana encargada de la implementación de proyectos financiados por la Unión Europea y otros fondos internacionales) dice que la razón por la cual el parque de viviendas sufrió el daño más significativo es bastante sencilla: los asentamientos humanos generalmente se establecen a lo largo de los ríos, en las regiones costeras, en otras palabras, en áreas más riesgosas y vulnerables, donde es más probable que ocurran inundaciones y deslizamientos de tierra. Alejarse de estos lugares es un desafío en sí mismo, pero es necesario para que las comunidades sean más resilientes.

Modelo de vivienda replicable y seguro

Las nuevas casas se construirán con estándares más altos que los anteriores. Vegazo dice que las casas construidas en las zonas de riesgo generalmente no cumplían con los estándares básicos, como techo adecuado, paredes sólidas, saneamiento interior, agua potable, tomas de corriente y acceso a servicios de telecomunicaciones. “Estamos uniendo todos estos elementos para establecer un estándar de vivienda que las personas que están construyendo las suyas propias puedan seguir”, explica Vegazo. “Este es un modelo de construcción que la comunidad puede adoptar en su cultura”.

Estas nuevas casas funcionan mejor como unidades individuales, pero también encajan en una estructura comunitaria más amplia. Previenen el hacinamiento y protegen contra desastres naturales cuando ocurren. Su distribución permite una rápida evacuación. Cuando ocurre un terremoto, existen lugares seguros y mecanismos de gestión de residuos. Las aguas residuales se tratan adecuadamente para evitar la contaminación.

Se construirán alrededor de 1 000 nuevas unidades y entre 4 000 y 5 000 personas se beneficiarán de estas nuevas viviendas, dando prioridad a los miembros de la comunidad económicamente más vulnerables. “Buscamos hogares monoparentales, así como hogares con muchos niños o jóvenes. Las necesidades de todos merecen ser atendidas. Para nosotros eso es muy importante, especialmente en los hogares encabezados por mujeres. Las familias monoparentales ya son una prioridad para el gobierno”, dice Vegazo.

El diseño es tanto replicable como escalable, no solo a nivel público como un programa público, sino también a nivel privado e individual: se alienta a las personas que están construyendo sus propias casas a seguir el mismo diseño. 

>@EIB
Ejemplos de vivienda social moderna en Moca. Este desarrollo de 108 viviendas es de interior y urbano y, por tanto, sigue una estructura más vertical. © BEI

Un modelo a seguir

La operación, cofinanciada por la Unión Europea a través del Instrumento para Inversiones en el Caribe (CIF) y un préstamo de 50 millones de euros del BEI, tiene como objetivo financiar no solo la reconstrucción de viviendas, sino también otras infraestructuras esenciales perdidas por desastres naturales: carreteras, puentes y zonas urbanas. infraestructura. Esta infraestructura se construirá para ser más resiliente y la resiliencia climática general de las provincias se mejorará mediante la prevención de inundaciones y un mejor uso de la tierra.

Pero el programa va más allá de la reconstrucción de casas, carreteras y puentes dañados. Según Vegazo, la resiliencia también conlleva un cambio de cultura y la necesidad de equipar a las personas y comunidades vulnerables. “El verdadero cambio no se trata de la construcción de obras, sino de la unificación de una cultura”, dice Vegazo.

Haga clic para obtener más información sobre el Préstamo del BEI en el marco de la resiliencia posterior al desastre y a efectos del cambio climático en República Dominicana.